LO NIEGO TODO, INCLUSO LA VERDAD: JOAQUÍN SABINA

LO NIEGO TODO, INCLUSO LA VERDAD: JOAQUÍN SABINA

 CALIFORNIA EN LÍNEA

 

 

Por Luis Miguel Aragón

 

 

El Epicentro se originó en Zapopan Jalisco, pongamos que hablo del Auditorio Telmex. El sismo, que nos pegó una sacudida brusca de la corteza cerebral producida por la liberación de energía acumulada en forma de palpitaciones, trajo como nombre de pila Joaquín Ramón Martínez Sabina, pa´ los conocidos solo Sabina.

Es Español de nacimiento, de corazón Mexicano, pero trae consigo una puntualidad inglesa, a las veintiún horas estaba programada su aparición y así fue, los primeros impactos se empezaron a sentir cuando Sabina nos comparte “Cuando era más joven” y para los presentes, Mañana era nunca y nunca llegaba pasado mañana. Vestido con camisa negra, pantalón negro que a veces se tornaba violeta, zapato-tenis de charol negro con suela blanca y un saco negro de vestir. Lo podrá abandonar su sombra, pero su bombín nunca. Acompañado de los siete magníficos músicos que junto a él han recorrido el cielo y el inframundo. Dos féminas, una argentina que toca el bajo, y la sexy Mara Barros, de quién el mismo Joaquín dice que es ese huracán sin ojo que lo gobierne.

Cinco varones más de los cuales destacan Pancho Varona (su hermano y colega desde viceversa) y Antonio García de Diego, su jefe, amigo y compañero de viaje. Retumbó el Auditorio cuando el Flaco del Bombín dice que Ni ángel con alas negras, ni profeta del vicio, ni héroe en las barricadas, ni ocupa, ni esquirol, ni rey de los suburbios, ni flor del precipicio, ni cantante de orquesta, ni el Dylan español, lo niega todo, incluso la verdad. Apenas en la tercera canción se escucha un grito de un corazón inflamado: “Te Amo Sabina”, la respuesta fue inmediata, “propuestas no, números de teléfono mejor”.

El calor había llegado, le estorbó el saco y lo desapareció, al tiempo cuenta que aún no estaba recuperado de una gripe terrible, y advirtió que pudiera cantar más “desabinado” que nunca, se advierte lo contrario cuando le salen las siguientes estrofas, Ni un paso atrás, Mi espada de Damocles era afilada, Cortaba en dos mitades la madrugada, Un pie en el tango y otro en el ojalá, Quién más quién menos que aquellos que estábamos en ese lugar. Las réplicas se sentían, pero “no tan deprisa”, porqué El tren de ayer se aleja, el tiempo pasa, La vida alrededor ya no es tan mía, Desde el observatorio de mi casa, la fiesta se resfría con está Lagrimas de Mármol.

Luego invita al frente del escenario al Vasco de espalda mojada -desde que vive en Madrid-, Jaime Asúa (guitarra) y revientan el foro con algunas veces me recuerdo a alguien, algunas veces me trato de usted, cuando entro al salón se acaba el baile, cuando me engaño no se a quién creer.

El concierto fue el sábado por la noche, pero Sabina insistía en que Las noches de domingo acaban mal, será porque cuando se despertó no recordaba nada de la noche anterior, demasiadas cervezas, dijo al ver su cabeza, al lado de la suya en la almohada y la besó otra vez, pero ya no era ayer sino mañana, y un insolente sol, como un ladrón entró por la ventana. Una vez le contó un amigo común que la vio donde habita el olvido. Mientras que por los pasillos los tragos siguen pasando Joaquín interpreta una canción para Magdalena, dueña de un corazón, tan cinco estrellas.

Llega la rola más mexicana del Flaco Español, Por el bulevar de los sueños rotos pasan de largo los terremotos y hay un tequila por cada duda cuando Agustín se sienta al piano Diego Rivera lápiz en mano, Dibuja a Frida Kahlo desnuda. Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo. Mientras en las pantallas gigantes del Foro aparecen fotos de la mexicana nacida en Costa Rica, Chavela Vargas y del más grande compositor mexicano, José Alfredo Jiménez, La noche cae y cercano está el final de este viaje, Y sin embargo, “Joaquiníto” le sigue cantando a la mujer, de sobra sabes que eres la primera que no miento si juro que daría por ti la vida entera, por ti la vida entera. Y Sin darnos cuenta nos dieron las diez y las once las doce y la una y las dos y las tres y desnudos al anochecer nos encontró la Luna, le dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos.

Sabina desaparece del escenario y no tardó el monstruo de las mil cabezas lanzarle aquel grito de ooooe oooe oooe oooe Joaquín Joaquín. Desde las piernas del auditorio escuchamos las arrugas de su voz interpretar, nada de adiós muchachos me duermo en los entierros de mi generación cada noche me invento, todavía me emborracho Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone.

Regresa al escenario para cantar la clásica Princesa y dedicarle a José José, Pastillas para no soñar . Y así fue como vivimos el paso de este fenómeno, que impactó en la tierra del Tequila con daños severos en el corazón y la mente, pues tardaremos en olvidarte 19 días y 500 noches Sabina, aunque él está seguro que no existe el olvido, ni cree que deba existir. La vida se hace de escombros y de cenizas que siguen ardiendo.

 

 

 

 

 

 

 

elmurobcs@hotmail.com'

Author: Californiaenlineabcs

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