EL TRIUNFO, TESORO OLVIDADO
EL MURO EN LÍNEA
Chimeneas de ladrillo rojo, diseñadas por el arquitecto francés Gustav Eiffel
Por: Yvet Osuna
- Un poblado de Baja California Sur, alguna vez lleno de vida y prosperidad económica, hoy, un pueblo lleno de historia, pero en el abandono.
Cuantas veces hemos pasado por este pintoresco poblado, un fortificante golpe a la vista, y a medida que avanzas, que te acercas, sus desoladas calles y callejuelas apenas asoman algo de la majestuosidad de lo que en su tiempo fue el corredor minero El Trinfo-Real de San Antonio.
Basta bajar y dar unos cuantos pasos para quedar atrapado por este mágico lugar y sientes la necesidad de conocer más de su historia, de su gente.
Contra lo que pudiera parecer, El Triunfo tiene una rica historia que hoy bien pudiera ser aprovechada para devolverle algo de su majestuosidad pasada; si el fragoroso pasado minero quedó atrás, sus vestigios aún vigentes abren una gran posibilidad para enfocar su actividad al turismo histórico, al turismo de aventura.
Opciones las hay, por ejemplo implementar visitas guiadas a la zona minera de “El Progreso”, establecida desde 1878 en El Triunfo trayendo consigo prosperidad para la zona o qué tal ofrecer visitas por la iglesia “nuestra señora de Guadalupe”, una hermosa construcción techada con madera que data del año 1800, o conocer el panteón inglés, las casonas del pueblo, fábricas y minas que atestiguan el tesón con que el hombre extrajo las riquezas de esta tierra.
La historia cuenta que por 1748, un exsoldado de nombre Manuel de Ocio, fundó el Real de Minas de Santa Ana, cercano a las actuales poblaciones de San Antonio y El Triunfo. Así, el Real de Minas de Santa Ana fue el primer poblado fundado en Baja California al margen del sistema de misiones.
Antecedentes indican que para 1869 el gobierno virreinal tomó control de estas minas, primer auge minero que duró hasta 1786. El interés por estos yacimientos se reavivó a mediados del siglo pasado, se dice que hubo sucesivas empresas que intentaron la explotación pero no pudieron prosperar, los minerales se encontraban en vetas difíciles de extraer, y a eso se sumó la depreciación sufrida por la plata en esos años, lo cual motivó que los derechos de explotación fueran transferidos en varias ocasiones. En 1878, y con el favor del gobierno mexicano, la empresa El Progreso se estableció en El Triunfo.
En este pueblo que recibió la llegada de miles de viajeros en busca de fortuna, se da una gran riqueza cultural europea y oriental gracias a las costumbres que los inmigrantes aportaron, como su cultura artística y lo más interesante, se cuenta que El Triunfo pronto se convirtió en una población cosmopolita y en un centro musical de la península, ya que se trajeron pianos de todo el mundo, y se dice que en aquellos tiempos aquí existían más pianos per cápita que en cualquier otra ciudad de México; por este hecho es más que interesante visitar el museo de la música, ubicado sobre la carretera de este mágico lugar.
La actividad minera atrajo a mucha gente de otros estados y del extranjero, tanto obreros, comerciantes y especialistas en los más diversos oficios. Datos históricos indican que El Triunfo llegó a albergar en 1890 a 4 000 habitantes. El pueblo fue urbanizado, se instaló alumbrado público, y un camino carretero.
El Triunfo es un pueblo lleno de riqueza cultural que no se ha querido o no se ha podido aprovechar para beneficio de todos; es notoria la necesidad de restaurar parte de la arquitectura y de las instalaciones mineras de este lugar, recobrar su historia y los vestigios que aún quedan, y que lamentablemente están a merced del tiempo y de las malas personas.
No hay señalización alguna sobre los sitios que se pueden visitar, es casi nula la infraestructura turística y los viajeros atraviesan el pueblo, espacios históricos y equipo minero, sin prohibición, reglamentación o vigilancia alguna.
Aquí el panteón inglés
Así como se fueron las riquezas de la zona, también se fue su gente, hoy pocas son las familias que se aferran a esta su tierra porque, dicen, habrá un mejor mañana, sólo esperan que alguien se decida a darle el impulso que merece para desenterrar la gran riqueza cultural e histórica que guarda.
El Triunfo custodiado por el recuerdo de una época próspera, luce abandonado, un tesoro en el olvido.
