PUEBLO FANTASMA EN LA SALINERA DE ISLA DEL CARMEN
Reportaje especial para EL MURO en línea
El parque nacional marino bahía de Loreto esta conformado por 5 importantes islas, Coronado, Catalana, Danzante, Monserrat e Isla del Carmen, la más grande.
Esta última de origen volcánico, cuenta con poblaciones vegetales de tipo semidesértico y en los años 40, la isla poseía la salinera más grande el mundo de origen natural; esta salina tuvo su época de oro una empresa que mantuvo a cientos de familias de Loreto. Ahora solo quedan ruinas de lo que fue el pueblo de salinera.
Recorriendo más de dos horas en lancha, se llega a la isla. Un viejo faro, un barco hundido y una gran construcción de metal dan la bienvenida.
Don Alegario, trabajó 40 años en la salinera, vio el inicio y el fin de la vida útil de la exportadora de sal.
“La vida útil de la salinera terminó porque no pudo competir con la inflación, la sal tiene un solo precio y ya ves que todos los insumos subieron mucho”
Las casas donde vivían las familias estaban construías de coral, ya que en aquel entonces era difícil y costoso traer ladrillo a la isla.
“muchos años atrás eran de coral no había más material, o hacían de formas con mezcla, nomás que no tenían cemento ahí, pura mezcla de cal del mismo coral, había un horno ahí. El taller mecánico, el taller eléctrico, la subdelegación, el botiquín, la tienda de almacén de víveres, y para llevar otras cosas como carne pollo y todo eso, había otros que les decíamos fayuqueros”, comenta el viejo marinero.
El pueblo tiene una escuela, una iglesia, dispensario médico, una tienda y un viejo banco.
En la iglesia de la virgen del Carmen, resguarda una imagen religiosa la cual es llevada a Loreto en el mes de abril, para las fiestas patronales. A unos metros se encuentra la escuela de pared de conchas donde asistían lo hijos de los salineros.
Caminar entre las ruinas remonta al visitante a un pasado muy colorido, se puede apreciar en algunas cocinas estufas utilería frascos y vajillas de peltre de más de 70 años; un auto de dañado por el tiempo que divirtió a más de un niño y una vieja canoa.
El banco se encuentra en el centro del poblado, es la construcción más característica, en su interior se aprecian archivos nómina y datos financieros de aquella época y sobre todo lo que no puede faltar en un banco, la caja fuerte, donde el contenido seguirá siendo una incertidumbre.
A pesar el abandono, no deja de ser útil; hoy, sirve como refugio para aquéllos pescadores que buscan protegerse de las inclemencias del tiempo, particularmente en temporadas de huracanes.