ARGUMENTOS
- Complicidades parte VII
— Compromisos de Peña y Videgaray
(al priismo de BCS)
Pedro Mazón B.
Al reincorporarse al Senado de la República, antes de la fecha en que los tribunales electorales dieran una definición de las elecciones del 7 de junio, Ricardo Barroso Agramont confirma lo que muchos sabemos:
El triunfo que se le dio al PAN y a su candidato Carlos Mendoza.
En su regreso como representante de la Cámara, Barroso aprueba, confirma, da por un hecho su derrota y, sin expresarlo, declara ganador a Mendoza.
Así de fácil.
Aquellos que creyeron en el engaño de que con su denuncia directamente al Tribunal Electoral de Federación, podría obtener resultados, ahora dan con la mentira con la que se les involucró.
Las cosas no están nada bien con el priismo sudcaliforniano.
La pésima administración de gobierno municipal en La Paz, fue parte del fracaso electoral.
Ahora se ven las consecuencias de todo ello. Y vienen más.
Parte de las muchas interrogantes del priismo fue la de si en realidad Ricardo Barroso sabía que esto estaba entregado, o ya arreglado.
Que si bien no formaba parte de ese selecto grupo que ahora comanda el secretario Hacienda, Luis Videgaray, ¿por qué no habló a tiempo con su gente y dejó que esto caminara hasta el final? ¿Lo habían amenazado?
Ahora, el presidente de México, Enrique Peña fortaleció el equipo de nefastos tecnócratas que encabeza Videgaray, con los recientes cambios en el gabinete, entre ellos, a Aurelio Nuño Mayer —a quien no se le dio el CEN del PRI, que era su sueño—, como secretario de Educación Pública. Y como secretario de Desarrollo Social, la Sedesol, a José Antonio Meade Kuribreña. A ese equipo llamado “sin partidos” pertenece Carlos Mendoza, el gobernador electo de BCS. Ellos también lo apoyaron con todo, desde el mismo Gobierno federal.
(Así pues, desde el PRI con Manlio Fabio Beltrones, y desde la administración pública con Luis Videgaray Caso, Peña Nieto lanza a sus posibles candidatos a sucederlo, si el voto les favorece).
¿Qué le pasó a Ricardo Barroso, pues?
¿Por qué sí y por qué no se le creyó a Barroso?
Los por qué sí:
—Siempre continuó su campaña, como si nada pasara.
—Intensificó sus actividades en la agenda de trabajo diaria.
—Reuniones por la mañana, con visita a seccionales y por la tarde recorridos en colonias.
—Mantuvo, hasta el final su actitud de triunfo.
Ahora bien. ¿Por qué no se le creyó?
—Muchos observaron enorme simulación.
—Tuvo reportes del desaseo en la entrega de apoyos a activistas y promotores del voto, y no hizo nada.
—Le entregaron reportes de quienes lo estaban traicionando y los mantuvo adentro. Jamás hizo nada.
—Dejó colgada la agenda de medios al final de la campaña y desdeñó prensa, radio y televisión.
—El día de la elección no siguió “el librito”, el pequeño instructivo o manual para lo indispensable.
—Nunca se interesó por las fallas de inicio de la jornada electoral.
—Es decir, abandonó todo a su suerte, sin apoyo para nadie. Es decir, abandonó todo y a todos.
Eso da cuenta de que ya sabía la decisión de Peña Nieto y de su equipo que lidera Luis Videgaray. Barroso no encajaba en los planes de este equipo central.
¿Qué pasó? ¿Por qué Barroso fue candidato y luego abandonado?
Será que tras bambalinas, de la campaña priista, Videgaray y Meade “amarraban” todo… y lo que menos preocupaba eran los compromisos a futuro y mucho menos lo que les costara. En BCS ya estaban los recursos y habría que distribuirlos antes y durante del 7 de junio.
Definitoria fue una de las reuniones, en lujoso hotel de Cabo San Lucas, donde se dio el giro para el apoyo al blanquiazul, una vez que se dio a conocer esa alianza entre Barroso y Agúndez, que entre los acuerdos alcanzaba todo hasta darle cárcel a Marcos Covarrubias.
Eso causó enojo a los señores del dinero invertido en Los Cabos, por la también posibilidad de prolongar el poderío de los Agúndez y Cota, eso cambió todo, mencionan quienes de esto saben.
La presencia de Videgaray y Meade en Los Cabos fue uno de los primero caprichos cumplidos a los empresarios.
Y así lo sucedido: errores, abandono, simulación y traición.
Otra, puede ser que el equipo de inteligencia del Gobierno federal se haya hecho de información, de grabaciones y más que no convienen al sistema.
Alguna expresión, algún concepto de largo alcance soltó Barroso para que lo hayan abandonado a su suerte, eso sí, dicen los enterados, con muchísimo dinero por delante.
Puede ser algo así.
Públicamente, Ricardo Barroso era la alegría, la sonrisa franca y abierta, el candidato jovial, de las simpatías, del entusiasmo, que no lo era todo para ganar, además.
Pero, en lo privado, con su equipo, Barroso causaba temor, estrés, desdeñaba con indiferencia e “importamadrismo”, a sus colaboradores. Poco o casi nunca contestaba el teléfono. No tomaba decisiones a tiempo, y dejaba todo al final.
Una tarde de mayo, el coordinador general de campaña, Valerio Castro Santana, comentó a quien esto escribe: “No manches, qué presión, qué estrés, con este canijo, no lo aguanto…(a Ricardo Barroso) si así llevamos estos casi dos meses de campaña, seis años no aguantaré a este cabrón, si gana”.
Manejó, pues, doble perfil.
Y, como nos dijo una priista, ya resignada, señora de la tercera edad: “Dios Sabe por qué hace estas cosas”.
De esta forma cerramos el ciclo de las complicidades en la parte séptima en esta columna de Argumentos. Gracias a quienes han entregado información oportuna, a quienes se quedaron con mucha más de esa tela que deberíamos cortar, pero debemos culminar este ciclo con dedicatoria al priismo sudcaliforniano.
Ese priismo que ahora duda y cree poco en su Gobierno federal (Léase Enrique Peña Nieto y equipo) y que poca confianza le tiene al comité ejecutivo nacional de su partido, el PRI.
¡Saludos cordiales!
A sus órdenes en mazonb@hotmail.com
Y en :
www.pedromazon.com @PedroMazon10 y @PedroMazon