La ruta del oasis es aquella que te transporta de un lugar a otro en la vertiente ambiental, los oasis se conectan unos con otros a través de sus arterias subterráneas, y es aquí en Comondú donde el oasis se hace uno.
Este lugar se compone por dos históricos poblados vecinos, San Miguel y San José de Comondú. Aquí la principal actividad es la ganadería y agricultura además de realizar actividades tradicionales como el proceso del vino y la elaboración de dulces regionales.
Para llegar a este oasis se debe partir 135 km al norte de Ciudad Constitución, por la carretera Ciudad Insurgentes-La Purísima; otra de las formas de llegar, es cruzando parte de la sierra la Giganta que conecta a los Comondús con San Javier, cuya distancia es de unos 50 kilómetros.
El camino está lleno de bellos paisajes que transportan al visitante en el tiempo y lejos de la civilización; casi al llegar, las zonas verdes te reciben con un ambiente fresco y templado… al fondo se observan los asentamientos humanos, San Miguel de Comondú y un poco más allá, a tres kilómetros, San José de Comondú.
Las calles muy bien arregladas, empedradas y con una iluminación clásica, muestran la cara de un pueblo pintoresco; sin embargo, lo que sobra es vida y costumbre ya que la tradición de los habitantes es la de vivir de una forma sencilla y muy tranquila.
En San Miguel de Comondú que es el primero de los dos pueblos, se fabrican a mano y de forma rustica los famosos petates de carrizo, preguntando de casa en casa llegamos con la familia Meza; ahí nos recibieron con los brazos abiertos y nos mostraron el secreto de la realización de estos hermosos petates.
El abuelo les enseño la técnica y los hermanos a su vez pasan la estafeta a los hijos de sus hijos.
Tres kilómetros adelante pasando entre las palmeras datileras se llega a San José de Comondú, ahí se encuentra una de las misiones más bellas de la península. Esta misión fue construida en 1708, en los escritos los misioneros decidieron establecerla muy cerca de un ojo de agua.
En 1827 la misión fue abandonada, y a principios del siglo XX fue demolida para utilizar el material en escuela.
Siguiendo el camino de la misión, entre las parcelas existe una entrada muy discreta que te lleva directo a la montaña.
